Este impuesto recuperado por el gobierno socialista en funciones, grava la propiedad de bienes de todo tipo.

Se estableció en 1978, para controlar las declaraciones de IRPF, y de esta forma localizar bolsas de riqueza pero sus posteriores modificaciones desvirtuaron su primitivo objetivo. Se criticó que gravaban sólo el patrimonio de las clases medias, pues las grandes fortunas lo eludían a través de diversos instrumentos financieros. Además, suponía un doble gravamen pues se tributaba en el IRPF por los ingresos percibidos y después, en el Impuesto de Patrimonio, por los bienes adquiridos por esos mismos ingresos.

 

En 2007, el Impuesto de Patrimonio no desapareció. Se introdujo una bonificación del 100% de la cuota, que eliminó la obligación de declarar. Esta subsistencia legal ha permitido recuperarlo de una forma tan rápida. Se establece que durará como mucho dos ejercicios y no afectará a todos los ciudadanos por igual, pues habrá CCAA como Madrid, que seguirán bonificándolo al 100%.

 

Un consejo: Si usted lo tenía previsto, acelere la transmisión del patrimonio familiar a sus herederos mediante donaciones, sobre todo, en las CCAA, que casi no tributan.